Queridas amigas, creo que me estoy volviendo un poco Herodes, como dice mi amiga Anne-Marie, que ¿por qué? pues porque cada vez que me veo rodeada de niños me entran ganas de comérmelos y no precisamente porque se me caiga la baba.
Ayer fue un día realmente duro de trabajo, no os creáis que llevar seis bolsas "oversize" con regalos y ropa adecuada (qué digo adecuada: perfecta! yo siempre voy perfecta!!) para estos días que se acercan (éste será otro tema a tratar en las próximas entradas) es un simple juego, no, porque no lo es, se necesita un gran esfuerzo, sobre todo cuando sales a las 10:00 hrs de tu casa después de una noche de fiesta y vuelves a las 22:00 hrs.
En nuestro periplo comercial (y digo nuestro porque mi amiga Anne-Marie me acompañaba) paramos a comer en un establecimiento de comida rápida turca (vamos, lo que se entiende como Kebab). Una vez acomodadas y acomodadas las bolsas, en décimas de segundo, y como por arte de birlibirloque me ví rodeada de pequeños demonios corriendo a mi alrededor. Estos pequeños demonios empezaron a correr por todos lados, a tirar comida, a gritar, a reclamar una atención constante de sus padres y de todos los comensales que estábamos allí.. vamos que al verme mi amiga la cara de Basilisco que tenía, decidió agarrarme del brazo y sacarme de inmediato de allí antes de que cometiese una locura similar a "La Matanza de Texas". Hay veces que me pregunto por qué les llaman "regalos de Dios", si lo que realmente son "hijos de Lucifer".
No soy madre (ni pretendo serlo, al menos, de momento) por eso posiblemente no entienda el funcionamiento de estas pequeñas criaturas, pero de verdad, lanzo una pregunta: Los que son padres, ¿pensaban realmente lo que le estaban encargando a las blancas cigüeñas?, porque, sinceramente, si yo lo sé antes, solicito una devolución rápida y el reembolso del dinero en mi Visa.
Cada vez que nos reunimos en casa de mi amiga Catherine y su marido Rèmy es como prepararse para hacer la subida al monte Everest sin cuerda de amarre. Esos pequeños demonios están durante toda la velada corriendo, haciendo "treking" por los muebles del salón, levantando campamentos con los cojines del sofá, reclamando atención constante con la típica cantinela de :
- "Papáaaaaaa.. qué estáaas comieendooo?..."
- "Mamáaaaaa, joooooo, que no me gusta estooooo"
- "Mamáaaaa, dónde está el vestido de princesaaaa??"
- "Joooo papáaaaa, que Sarah me está mirandoooo"
... y así durante horas, siempre enmarcadas con un tonillo desesperante, como esa canción del verano que tanto odias pero que no puedes dejar de oír su ritmo infernal dentro de tu cabeza, me entienden verdad?.
... Basta ya!!! este frenesí no se puede parar con unos cuantos Martinis??, sí, son aún jóvenes para beber pero.. es mejor que beban delante de tí antes de que lo hagan a escondidas no? (perdón por el atrevimiento pero no lo decía totalmente en serio...bueno, sí un poco, y supongo que hasta sus propios padres pensarán en esta solución cuando ya no pueden más con sus propios hijos).
Sólo me queda decir : Enhorabuena a los papás y a las mamás: gracias por elegir criar a unas criaturas tan demoledoras por otros (por mí)... al fin y al cabo yo también fuí una personita de este tipo, pero, por ahora, os los regalo a todos y reniego de mi pasado: cualquier tiempo pasado no siempre fue el mejor (sobre todo para los padres).
Dedicado a la gran labor de los padres sufridores
y a los abuelos que vuelven a ejercer de padres
con sus nietos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario